Desenfrenado.

Reconozco que es de lo más fácil escribir temas espirituales y teológicos en un blog. Simplemente se suma un blog más a una nube de millones. La hora del té es en la vida diaria—si realmente vivo, lo que escucho en la Biblia, y si realmente comparto lo que vivo.

Reconozco que un cristiano genuino debería estar dando las buenas noticias desenfrenadamente. Recuerdo un hombre mayor que caminaba las calles de mi pueblo predicando con un megáfono. Podemos discutir lo inefectivo que era esa estrategia, de la perspectiva de mercadeo. Horriblemente inefectiva. ¡Cuánto anhelo tener esa pasión!

Pero, desde el punto de vista del evangelio. El viejito creyó para contarlo. Dijo Pablo, que “creemos para salvación”. Un salvo cree al punto de contarlo. El viejito lo hizo a esa manera. ¿Cómo lo voy a hacer yo?

La cuestión es, que ha llevado casi 3 años para que yo tome la decisión de escribir de esta manera. Hace 3 años, mi sistema de valores y, por tanto, mi vida diaria era totalmente incongruente con lo que escribo aquí hoy. No podía. No tenía el valor de escribir, ni hablar. Sería un engaño. Se me hace muy fácil publicar en internet. Antes temblaba a la idea de que mis conocidos, amigos y familia leyeran esto, habiendo conocido quien soy realmente. Ahora, les he compartido mi proyecto.

No sé hacia donde se dirige este barco. Si sé que es mi siguiente paso en mi viaje. Sorpresivamente, voy a eludir proyecciones a largo plazo, visualizaciones, ‘pensar en grande’ y voy a seguir escribiendo. Voy a pensar en el evangelio. Al punto de contarlo. Voy a pedalear. Que Dios lleve el manubrio.

Leave a comment